La lucha leonesa o aluches, como popularmente es conocida, es un deporte autóctono de la provincia de León y uno de los más antiguos del continente Europeo. De supuesto origen astur y prerromano, los aluches conservan un cierto toque rural y primitivo, que recuerda sus comienzos. Los corros de aluches, típicos de una zona muy concreta de la montaña y ribera leonesas, se remontan de forma, más o menos, conocida al siglo XIV, época en que la repoblación presentaba frecuentemente conflictos fronterizos por los pastos del ganado. Ya desde el siglo X los pastores, ganaderos y labriegos realizaban luchas por los pastos para el ganados, por el honor de sus pueblos o de sus familias,… Así nació la leyenda de las luches. En el primer tercio del siglo XX las aluches eran la actividad festiva indispensable en cualquier romería de los festejos de los pueblos. Si no había luches la fiesta no era fiesta. El corro de luches solía comenzar con un reto lanzado al aire por algunos de los participantes, resonando así por las tierras leonesas gritos como: "¿hay quién luche? o "me calzo".
¿En qué consiste este deporte?
En sus orígenes había muchas formas diferentes de realizar la lucha leonesa, las reglas podían cambiar, incluso entre pueblos vecinos. Hasta que se estableció un reglamento que reguló y unificó las normas de este deporte centenario, en 1970 fue aprobado con carácter provisional por la Federación Española de Lucha el reglamento actual de la lucha leonesa.
Los aluches se basan en la lucha por parejas dentro de un círculo de diecisiete metros de diámetro. Los luchadores deben vestir camiseta y pantalón cortos, y competir con los pies desnudos, no pueden usar calzado ni calcetines. Llevan un cinturón de cuero de 2 cm de ancho, este cinturón se coloca en la cintura rodeándola por encima de la cadera, de modo que pueda ser fácilmente agarrado por el adversario. El método de lucha consiste en que cada oponente agarrando por el cinturón a su rival trate de derribarlo. El objetivo es, mediante la utilización de técnicas denominadas mañas, lograr que el contrincante toque el suelo con cualquier parte de la espalda, con lo que se obtendrá una caída. Si se consigue que toque el suelo con el vientre o los brazos, se logra media caída. También otorga media caída al oponente el hecho de soltarse del cinturón. El vencedor es el primero en conseguir 2 caídas enteras o el que más puntuación haya logrado al finalizar el tiempo de lucha, que suele variar de minuto y medio a tres minutos.
Competiciones
Se practican dos ligas: la liga de invierno y la de verano. La liga de invierno es por equipos. Existen siete equipos, como el Club Lucha Montaña de Porma, el Club de Lucha los Leones, entre otros; y tres escuelas municipales. La liga de verano es individual y tiene cuatro categorías, diferenciadas por el peso de los luchadores: ligeros (menos de 68 kilos), medios (menos de 78 kilos), semipesados (menos de 88 kilos) y pesados (más de 88 kilos). Existe además una liga de base destinada a los niños que deseen participar en los aluches, con diferentes categorías según edad y peso.
La temporada finaliza con el tradicional corro "Ribera VS Montaña" que un año se celebra en la montaña y otro en la ribera, estos territorios se dividen por la línea del ferrocarril de la FEVE (León-Bilbao). Donde la puntuación cambia ya que el combate es a una caída o a 4 medias y sin tiempo, gana el equipo que conserve al menos un luchador en el corro (denominado el gallo del corro).
Las tradiciones no se deben perder
La lucha leonesa es uno de esos deportes muy antiguos que sirvió como entretenimiento a las generaciones pasadas que no disponían de tantas formas de ocio como de las que disponemos hoy. Deportes como este actualmente son minoritarios y poco mediáticos y esto los acerca al peligro de su desaparición, pero gracias a la labor de instituciones como la Diputación de León, la Federación Territorial de Castilla y León de Lucha y sobretodo la participación, ilusión y ganas de todos los luchadores y clubs de lucha se está evitando que una parte de la cultura y raíces de nuestra tierra caigan en el olvido.
Adrián del Campo
Adrián del Campo