El equipo de la capital española goleó al Tottenham en el Santiago Bernabéu y los alemanes hicieron lo propio con el Inter en el Giuseppe Meazza. Adebayor marcó un doblete y rompió su mala racha de cara a gol. Raúl dirigió al Schalke a una victoria histórica.
Los jugadores del Real Madrid se abrazan tras el 1-0. Fuente: Marca. |
CHAMPIONS LEAGUE. Si alguien esperaba emoción máxima en alguno de los partidos de cuartos de final de la competición madre en Europa, seguramente se irá esta noche decepcionado a la cama. Y es que lo ocurrido en los partidos de la jornada de hoy de la Liga de Campeones da pie a una vuelta dentro de siete días que se plantea como un mero trámite.
El Bernabéu, después del asalto e invasión del pasado sábado de las tropas sportinguistas del norte comandadas por Manolo Preciado, se rearmó, levantó de nuevo las murallas y volvió a convertirse en un fortín para los de Mourinho. 4-0 claro al Tottenham. Sin discusión. Sin piedad. Dejando pocas esperanzas a un rival profundamente mermado por la expulsión por doble amarilla de su ariete Peter Crouch en el minuto 14, pero que desde el comienzo del partido se veía inferior a un Madrid que salió a morder. Asediaban los merengues la portería de Gomes - flojito hoy- y consiguieron su premio en el minuto 5 cuando Adebayor conectó un remate de cabeza para plantar el 1-0 en el luminoso. Fallo de la defensa y del portero, que veía como la noche madrileña se empezaba a comer a su equipo.
La expulsión del delantero inglés le puso la puntilla a un equipo que nunca encontró su juego y se vio superado en todo momento por los españoles. Sin embargo, en lo que quedaba de primera parte el Madrid no era capaz de sentenciar el partido, pese a sensible baja en el ataque de los Spurs. El Tottenham, lejos de precipitarse y buscar el gol, se encerro atrás, intentó salir a la contra, juntó líneas y se preparó lo mejor que pudo para la que se le venía encima. Pero los merengues no mordían, y así llegaron al descanso.
La segunda parte empezó como la primera. El Madrid salió a barrer a su rival. Se le hacía de noche a un Tottenham sin ideas, que defendía con 8 y basaba sus contraataques en la magia de Bale, el único de su equipo que se llevó un aprobado del Bernabeu. Van der Vaart no existió. Entró Defoe para dar aire a los de arriba, pero la situación era la misma que la de la primera parte. Asediaba el Madrid, se enchufaba Marcelo de nuevo por la banda izquierda, Özil repartía balones como si no hubiera mañana, Xabi Alonso hizo lo que se le pedía: estar en la frontal listo para un cambio de dirección o un pase en profundidad. Y tanto va el cántaro a la fuente que al final... centro de Marcelo, cabezazo de Adebayor, doblete del togolés, segundo del Madrid y partido liquidado. Desde ese minuto 57 los merengues empezaron a disfrutar. Ronaldo se cansó de tirar, pero solo 3 disparos fueron a portería. No estaba para jugar y se notaba, aunque el portugués chuta tantas veces y le pone tanto empeño que al final acabó anotando en el 87. Quince minutos antes, Di María dejó para el recuerdo la jugada del partido. Recibió en la frontal, se fue hacia adentro y sacó uno de esos zapatazos letales que huelen a la temporada pasada del Benfica y que tanto le piden por Madrid. Como nota negativa, Pepe estará suspendido para la vuelta en Inglaterra. Un mal menor. 4-0 para el conjunto de Mourinho, que se va acomodando en la butaca de las semifinales para esperar al Barcelona, que recibe mañana al Shaktar en el Camp Nou.
El Schalke 04 sorprendió a todos y goleó al Inter. Fuente: As. |
La sorpresa de la jornada saltó en el Giuseppe Meazza. El Inter era claro favorito. El Schalke iba a probar al campeón de Europa a su casa, pero no llamó a la puerta, la derribó con la insolencia y el descaro de un equipo que se convierte en una fiera en la competición continental. El Valencia ya lo sufrió en sus propias carnes en octavos, y esta noche le tocó a los italianos. Se acuestan con un saco de goles de unos alemanes que, quién lo iba a decir, están tan dentro de las semifinales como lo está el Real Madrid.
Lo cierto es que el partido comenzó de cara para los italianos. No había pasado ni un minuto y Stankovic se encontró en el medio del campo con el rebote de un pase en largo que interceptó fuera del área el meta Neuer y, sin pensárselo dos veces, enganchó el balón de volea y marcó el golazo de la fecha. Pero el Inter era un flan en defensa. Maicon no es ni la sombra de lo que fue el año pasado. Ranocchia y Chivu no tuvieron su mejor noche, precisamente. Los apoyos del mediocampo eran insuficientes. Y, para colmo, el Schalke tuvo la suerte de su lado en sus dos primeros goles. Tras un rebote de Julio César, ese que, según dicen, es el "mejor portero del mundo", Matip empataba el partido en el minuto 17; y en el 39, Edu culminaba un corner lleno de rebotes para remontar el gol previo de Diego Milito cuatro minutos antes. 2-2 al descanso, pero el Inter daba sensación de fragilidad defensiva, impensable de cualquier buen equipo italiano que se precie.
La segunda parte comenzó siendo un calco de lo que fue el final de la primera. Caos defensivo del conjunto de Mancini que, por si le faltaba algo, tenía enfrente a Raúl. Ese asesino del área. El más buscado de la Champions League. El exterminador de porterías por excelencia. Ya había dirigido a su equipo durante toda la primera parte, pero en la segunda fue el Raúl de los mejores años en el Madrid. La Champions transforma a un '7' que metió el tercero con un gol marca de la casa en el 52. Ganaba bien el Schalke, dominaba el juego y a su rival. Y si pensaban que las cosas no podían ir peor para el Inter, se equivocan rotundamente. Cuatro minutos después, Ranocchia metía el cuarto en propia puerta y, en el 61', Chivu veía la tarjeta roja tras doble amarilla. En ese momento, se acabó el partido. Dominio abrumador de los alemanes que econtraron el quinto gol en minuto 75 con un zapatazo de Edu desde la frontal. Quién lo iba a decir. Quién iba a pensar que el campeón de Europa estaría tocado y hundido a las primeras de cambio contra un equipo considerado 'menor', que vagabundea en la Liga Alemana. Para los enamorados de este deporte, la razón está más que clara. Si Raúl juega la Liga de Campeones, ya puede ser un equipo de Primera Regional, que le jugará de igual a igual hasta al mismísimo Inter de Milán.
Facu Fernández
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